02 de Enero del 2024
Internacional.- La nación japonesa se vio conmocionada en el inicio del Año Nuevo con una serie de sismos que azotaron la región, siendo el más potente un terremoto de magnitud 7.6 Este desencadenó una secuencia de daños considerables y generó alertas de tsunamis con olas superiores a un metro en ciertas áreas costeras. Ante esta situación, las autoridades urgieron a la población a evacuar de inmediato y dirigirse a zonas de mayor altitud.
La península de Noto, en Ishikawa, se contó entre las zonas más afectadas, experimentando más de 50 temblores de magnitud 3.2 o superior en un lapso de cuatro horas. Las consecuencias se hicieron evidentes en estructuras residenciales, infraestructuras viales y edificaciones. Esta situación llevó a la activación de la alerta de tsunami a lo largo de la costa occidental del país.
El llamado a la evacuación fue enfático: «Todos los residentes deben dirigirse de inmediato a áreas más elevadas. Reconocemos el valor de sus hogares y posesiones, pero sus vidas son nuestra prioridad. Diríjanse a las zonas más altas disponibles»; se transmitió por la televisión pública japonesa.
Horas más tarde, el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico, con sede en Hawái, confirmó la disminución del riesgo. Las autoridades japonesas también aseguraron que no se registraron impactos en las centrales nucleares del país.
La propensión de Japón a los terremotos se atribuye a su ubicación en el «Cinturón de Fuego» del Pacífico, una zona conocida por su alta actividad sísmica. Este país aún lidia con el recuerdo doloroso del catastrófico terremoto de magnitud 9.0 de marzo de 2011, acompañado por un devastador tsunami que dejó un saldo de aproximadamente 20,000 fallecidos y desaparecidos. Esta tragedia se vinculó al accidente nuclear de Fukushima, considerado uno de los peores desastres nucleares desde Chernóbil en 1986. Japón ha enfrentado terremotos significativos en su historia, incluido el devastador temblor que sacudió Tokio en 1923.
